jueves, 3 de enero de 2008

Crítica "Revista Imperio"

teatro // la sonrisa de los siervos, de Lucas Olmedo

En medio de una nube gris que no se disipa, producto de la erupción de un volcán, llega Juan Pablo –quien dejó su familia acomodada y poco grata– para internarse como alumno en la Escuela de Aprendices de Sirvientes que dirigen los hermanos Walser, otrora distinguida, hoy opacada por otra institución que también forma en el arte de la servidumbre siguiendo los mismos métodos, pero que admite mujeres en su estudiantado.
Este sombrío relato, rico en despertar incomodidades e interrogantes, acrecienta su cerrazón gracias a una excelente escenografía diseñada por Verónica Gilotaux, al muy adecuado vestuario –labor de Guadalupe Rodríguez Catón– y, por supuesto, al afinado trabajo del elenco formado por Ariel Obregón, Carlos Núñez, Maia Rubinsztejn, Nahuel Cárdenas (una promesa de once años de edad), Gustavo Detta, Alfonso Barón y Eugenio Schcolnicov, estos tres últimos desarrollando sus personajes (los alumnos) en una infinidad de recursos utilizados con suficiente precisión, indudable mérito del trabajo de dirección de Lucas Olmedo, responsable también de la dramaturgia, creada a partir de la literatura de Robert Walser.

Lucho Bordegaray

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